CIMENTACIÓN

Se entiende por cimentación a la estructura o parte de la misma destinada a soportar el peso de la construcción que gravitará sobre ella, y a transmitir sobre el terreno en que se encuentra desplantada las cargas correspondientes en una forma estable y segura para garantizar que la aplicación de las cargas unitarias serán compatibles con las propiedades mecánicas del terreno natural (o de preparación del terreno) en que se va a desplantar.
Toda construcción o estructura deberá ser soportada por una cimentación apropiada y que satisfaga todas las medidas de seguridad. Ninguna edificación se podrá erigir sobre un terreno lleno (cubierto, impregnado o mezclado) con algún desecho animal o vegetal (lodo, basura, materia orgánica) ni sobre restos de otras construcciones, y por lo regular será necesario una preparación del terreno, que consiste en limpiado, nivelado y, si es necesario, drenado y consolidado.

Es recomendable hacer un análisis del terreno y calcular el peso de la construcción antes de decidir el tipo de cimentación a emplear; también será necesario saber si la obra es de tipo provisional o permanente para saber qué tipo de material debe emplearse específicamente.

Considerando también la topografía del terreno se elegirá el tipo de cimentación más adecuada y más económica, dependiendo las características y propiedades físicas y químicas del material (textura, color, tamaño, calidad y resistencia a la humedad, agua y salitre y a los desgastes propios).

Las cimentaciones se dividen en:

 - Superficiales
 - Profundas

Todos los materiales de las cimentaciones y las propias cimentaciones ya efectuadas deben resistir el desgaste y descomposición que pueda provocar el terreno y agentes extraños, así como a la compresión a que sean sometidos.
Deben resistir a tres tipos de desgaste:

 - Desgaste propio: Dependiendo de la calidad del material y a la forma de que fue efectuado dicho cimiento (mala ejecución en el sistema constructivo), falta de impermeabilización o protección apropiada.
 - Desgaste por elementos naturales: Humedad, sol, viento, agua, etc.
 - Desgaste por peso excesivo